Tejer me relaja, me distrae y me hace feliz. Es una labor maravillosa que me enseñó mi abuela, y que espero poder enseñarle a alguna de mis hijas y por qué no, a mis nietos cuando los tenga.
Tejer es un mundo, es un arte, es una terapia y me encanta, por lo que últimamente aprovecho cada tiempo disponible que tengo para sacar mi crochet, sí, el crochet es mi favorito, y dar rienda suelta a la creatividad y al talento que heredé de mi abuela. Por cierto, cada vez que veo mis piezas terminadas agradezco a Dios por este gran talento que puso en mis manos.
Esta piecera la tejí para mi hermano, me sentí feliz cuando en su facebook escribió que estará muy orgulloso de contarle a sus hijos, cuando los tenga y sean grandes, que esa manta la tejió su hermanita <3 p="">
Está tejida con lana de cuatro hebras y ganchillo N°4, el diseño es un granny simple, el tradicional, en tonos tierra unidos con color mantequilla para resaltar cada bloque, que son alrededor de 110.
Insisto, gracias Dios por darme este Don.
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