Por cosas de la vida nunca tuvimos una relación muy cercana que digamos, cada vez que lo intentamos sucedía algo que nos distanciaba y esas razones que nos alejaban siempre fueron más fuertes que el sentimiento que nos unía... nunca fuiste la tía que quise tener, pero eras la única tía que tenía y aunque no lo demostrara, te quería mucho, te quiero mucho.
Lamento que los últimos años de tu vida los hayas pasado en un estado de permanente enfermedad, pero también te reprocho que no te hayas cuidado, que no hayas dejado jamás el mal hábito de fumar, eras consciente de que eso deterioraba aún más tu calidad de vida y aceleraba el proceso de tu enfermedad, nunca entendiste que esos cigarritos que tanto decías necesitar fueron los que te llevaron rápidamente hasta donde estás ahora.
Hace mucho tiempo que no te veía y aunque me da un poquito de pena no haber sido una sobrina más apegada o más empática como para haberte ido a visitar algún día, también es necesario que sepas que siempre pensé en ti, que siempre guardé un lindo sentimiento y que también prefiero quedarme con tu imagen de antes de la crisis de la enfermedad, quiero que en mi corazón te quedes como eras antes, con tu cabellera larga, ondeada y muy rubia, pero rubia natural como siempre fuiste, con tu rostro terso y hermoso, tus ojos de verde mar y tu cuerpo de muñeca barbie... esí eras antes que la enfermedad hiciera estragos en ti, así te quedarás conmigo, siempre bella.
Quiero que sepas que te agradezco infinitamente todo el amor que le diste a mi Vanessa y aunque partiste antes de que Natalia nazca, sé que la habrías querido tanto como a la Vane, que ella también habría sido tu princesa, en todo caso ella sabrá que tiene una tía que está en el Cielo, que desde allá la observa y la cuida.
Tía Endora (que bien te quedaba ese apodo!!), se que este día llegaría más temprano que tarde y que ahora estás descansando, sólo me queda pedirle al Señor que te tenga por siempre en Su reino.
